Para la memoria colectiva, alimentada
por las películas de Hollywood, las pirámides fueron erigidas por esclavos
famélicos encargados de arrastrar toneladas de piedra mientras eran
maltratados por sus capataces. Todavía hoy se sigue repitiendo este tópico que
es, a todas luces, falso.
Hace ya más de veinte años que fueron
halladas las tumbas de decenas de obreros que participaron en la construcción
de las pirámides más antiguas del Valle de Giza hace más de 4.500 años. Se
trata de pozos que contienen docenas de esqueletos pertenecientes a
los jornaleros, bien preservados gracias a la arena seca del desierto. Estas
tumbas fueron construidas al lado de la pirámide del rey, de modo que no eran
esclavos, porque de haberlo sido no se les habría permitido construir sus
tumbas al lado de la de su rey. En la zona de habitación de los trabajadores se
hallaron inscripciones en las paredes en las que los peones se calificaban
de "amigos de Khufu", lo que vendría a demostrar el respeto que
sentían hacia el faraón para el que edificaban.
También se han hallado pruebas de que
los granjeros del Delta del Nilo enviaban cada día 21 búfalos y 23 ovejas para
alimentar a los obreros, que no se calculan en más de 10.000. Los
peones rotaban cada tres meses, podían ser atendidos in situ de las lesiones
que les producía su labor y aquellos que fallecían durante el trabajo eran
sepultados en el área. El hallazgo de las tumbas de los constructores de las
pirámides confirmó las primeras investigaciones realizadas en los años 90, en
las que los expertos ya cuestionaban el mito de los esclavos. Hace 30 años fue
hallada la panadería más antigua de Egipto en la ciudad de los
constructores. Podía hornear miles de hogazas al día.
Ya va siendo hora que dejemos de
repetir el tópico de los esclavos. Sabemos que es una falsedad histórica. Las
pirámides, los templos y otras construcciones importantes fueron construidas,
como la Sagrada Familia de Gaudí, por obreros especializados, perfectamente
coordinados, que contaban con una logística eficaz y una protección del Estado
que, a día de hoy, no han alcanzado ni los países más desarrollados.
Francisco Capacete
Filósofo
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