He leído recientemente en un libro de divulgación científica algo que me ha sorprendido: el autor comenta que si queremos poner en aprieto a un físico le podemos preguntar que nos responda a la siguiente cuestión, ¿qué es lo que hace que los átomos estén juntos y compongan un cuerpo sólido? Todavía hoy no hay una respuesta clara a esta pregunta en el campo de la ciencia física, sigue siendo un enigma. Y no se refiere el autor a la aglomeración de átomos atraídos por la fuerza de la gravedad, dado que si ésta fuera la única causa, todos los cuerpos sólidos tendrían formas más o menos esféricas. ¿Qué fuerza actúa en los átomos para que adopten una disposición "social", "grupal", de modo que aparezca la materia sólida? Y, es más ¿Qué es lo que hace que esta materia sólida adopte una forma u otra, componga una jirafa o una roca de cristal?
¡Bueno, Francisco, te invito a investigar!
Vamos a ello.
En la filosofía de la Antigüedad he encontrado enseñanzas coherentes sobre el funcionamiento del mundo, de la naturaleza, del ser humano. Por ejemplo, los filósofos presocráticos enseñaban que la visión es posible gracias a imágenes espectrales que emiten todos los objetos y que son captadas por nuestra mente. Pues, las últimas investigaciones van coincidiendo con esta explicación. Tanto en Grecia como en India, enseñaron sus sabios que la materia es informada por la forma, valga la redundancia. La materia es el conjunto de ladrillos físicos (átomos, proteínas,...) que dan la base física del mundo. La forma es una fuerza de naturaleza mental que le dice a estos ladrillos cómo deben colocarse para construir el edificio, sea este una mano, una roca de cristal, un planeta o una ameba. Como la mente no es materia no puede detectarse con métodos materiales. Si se quiere detectar esta fuerza hay que emplear medios mentales, esto es, la comprensión teórica de la dimensión mental. Lo cual demandará unas nuevas matemáticas, una matemáticas mucho más complejas que las actuales que puedan describir el mundo y los procesos mentales. Y no me refiero a las estadísticas que calculan los procesos neuronales, no, me refiero a la generación de ideas, a la implicación de la mente en la materia, sus relaciones e influencias.
Este es una de los retos de la ciencia para los próximos siglos: admitir en su ámbito de investigación las dimensiones inmateriales de la naturaleza y encontrar métodos para ello.
¡Bueno, Francisco, te invito a investigar!
Vamos a ello.
En la filosofía de la Antigüedad he encontrado enseñanzas coherentes sobre el funcionamiento del mundo, de la naturaleza, del ser humano. Por ejemplo, los filósofos presocráticos enseñaban que la visión es posible gracias a imágenes espectrales que emiten todos los objetos y que son captadas por nuestra mente. Pues, las últimas investigaciones van coincidiendo con esta explicación. Tanto en Grecia como en India, enseñaron sus sabios que la materia es informada por la forma, valga la redundancia. La materia es el conjunto de ladrillos físicos (átomos, proteínas,...) que dan la base física del mundo. La forma es una fuerza de naturaleza mental que le dice a estos ladrillos cómo deben colocarse para construir el edificio, sea este una mano, una roca de cristal, un planeta o una ameba. Como la mente no es materia no puede detectarse con métodos materiales. Si se quiere detectar esta fuerza hay que emplear medios mentales, esto es, la comprensión teórica de la dimensión mental. Lo cual demandará unas nuevas matemáticas, una matemáticas mucho más complejas que las actuales que puedan describir el mundo y los procesos mentales. Y no me refiero a las estadísticas que calculan los procesos neuronales, no, me refiero a la generación de ideas, a la implicación de la mente en la materia, sus relaciones e influencias.
Este es una de los retos de la ciencia para los próximos siglos: admitir en su ámbito de investigación las dimensiones inmateriales de la naturaleza y encontrar métodos para ello.