Si recordamos lo que ha costado en tiempo, sufrimiento
y vidas humanas la defensa de los derechos humanos, estaremos de acuerdo en que
su defensa hoy en día siga siendo una prioridad. No olvidemos que aquellos
derechos inalienables y fundamentales de los seres humanos siguen siendo
pisoteados en la mayor parte del planeta, en la mayoría de los países,
independientemente del régimen con que se gobiernen.
Con ocasión de la celebración de la Copa del Mundo de
fútbol en el Estado de Qatar, salta a la palestra de la actualidad la débil
consistencia de los derechos humanos. Un Estado acusado de financiar el
terrorismo, donde la mujer vive una especie de apartheid, en el que las
condiciones laborales y de vida de los trabajadores inmigrantes son indignas e
inhumanas, aún contando con un PIB per cápita que duplica el de España y muy
superior al de Alemania, es decir, con una riqueza productiva enorme, ha hecho
que muchos denuncien la oscura concesión de la celebración del campeonato
futbolístico al qatarí.
Este hecho no deja de sorprenderme cuando con la
memoria reviso la celebración de eventos deportivos internacionales en otros
países donde los derechos humanos son pisoteados y no generaron tal avalancha
de críticas. Por ejemplo, cuando los JJ.OO. de Invierno de Beijing. Me
pregunto si los medios no tendrán una especie de pacto secreto para disparar a
muerte a algunos y rascar apenas la pancita a otros ante los mismos hechos. Lo
cierto es que China y Qatar tienen en común el ser un régimen dictatorial, uno
bajo la forma de democracia popular y otro bajo la monárquica.
En Beijing todo fue maravilloso. Y eso que planeó el
fantasma real de la Covid-19. Pocos medios se hicieron eco del coste humano que
hubo que pagar para la contención de la epidemia durante los Juegos o la
explotación laboral e infantil que toleran China/COI en la fabricación de los
souvenirs olímpicos. Entonces, ¿por qué el actual ensañamiento con el Estado
qatarí?
Por ejemplo, he leído por ahí que en Qatar, desde 2000
a 2010, las muertes ocurridas en el trabajo han superado las 10.000. En
realidad, estas cifras no son muy superiores a los accidentes laborales con
resultado de muerte en España en ese mismo periodo. También se llama la
atención acerca de la discriminación de la mujer o, al menos, de la sumisión
legal de la mujer al hombre. Este hecho negativo no debe impedirnos ver que la
discriminación de la mujer sigue siendo un hecho cotidiano en España ¿Saben
ustedes la diferencia salarial que hay entre hombres y mujeres en nuestro país?
Según la última Encuesta Anual de Estructura Salarial, publicada por el INE este
año, la brecha salarial efectiva en España se sitúa en un 18,7%. Los hombres
cobran de media unos 5.175 euros anuales más que las mujeres por el mismo
trabajo, con la misma categoría.
Se recuerda, si bien no tiene nada que ver con Qatar,
al príncipe saudí que supuestamente ordenó la ejecución de un periodista y que
goza de inmunidad (toda leña vale cuando se quiere hacer un fuego más grande).
Y deberíamos añadir a la lista a miembros de las monarquías europeas que, por
otros supuestos ilícitos, también gozan de inmunidad fáctica.
Otra información que se repite en todos los medios es
el hecho de la prohibición de venta de cerveza en los estadios donde se juegan
los partidos de la Copa del Mundo ¡cómo si fuera un atentado a la libertad!
Para los extranjeros no está prohibido el consumo de alcohol en el país
anfitrión del campeonato. Lo que ha sucedido es que se ha dictado una norma
para un mejor desarrollo de los encuentros deportivos. Al fin y al cabo, en
muchísimos países se limita el consumo de alcohol por los perjuicios que
ocasiona. Es más, su venta está prohibida a los menores de edad. Sinceramente,
soy de la opinión que deberíamos celebrar la prohibición de consumo de cerveza
establecida por la FIFA en la Copa del Mundo, porque es, más allá de la
motivación religiosa, un magnífico ejemplo para, desde el deporte de élite,
promocionar la reducción de consumo de alcohol. Pero claro, como la prohibición
procede de una dictadura entonces es mala, sí o sí. Las dictaduras son malas,
malísimas, esto está claro. La cuestión es que lo son todas sin excepción. No
unas más y otras menos. Las decisiones correctas son correctas provengan de
quien provengan y las incorrectas lo mismo.
Y, por último, no dejo de pensar en la cortina de humo
que representan las publicaciones críticas con el régimen qatarí. Humo que se
genera artificialmente para que no prestemos atención a los atentados a los derechos
humanos que se dan también en los estados democráticos. Pésimas condiciones
laborales de inmigrantes y nacionales, condiciones abusivas de la banca a las
familias desfavorecidas, precios de la vivienda totalmente desorbitados
impuestos por la dictadura de los avaros, corrupción política y administrativa,
engaño al electorado, manipulación de la opinión pública a través de las
tenebrosas aplicaciones de las redes sociales, descuido de la atención médica
primaria (derecho fundamental), etc.
¡No, señores, no es sólo Qatar!
Francisco Capacete
González
Filósofo y
escritor