lunes, 6 de diciembre de 2010

MENTE Y CEREBRO

Quiero compartir con todos vosotros un artículo del Profesor Manuel Garrosa, publicado el 7 de Febrero de 1998 en el periódico madrileño ABC. Ahí van algunos extractos que me parecen muy esclarecedores del tema:
“…podemos decir que su convencido monismo (el de aquellos que piensan que la mente está en el cerebro y que, por lo tanto, son la misma cosa) se apoyaba en que todas las actividades mentales, esto es, ideas, emociones, sentimientos, etc., tienen un engrama particular en el cerebro, es decir, una serie de neuronas, susceptibles de modificarse con la experiencia, se encargan de llevar a cabo tales funciones psíquicas y que este psiquismo se altera por las drogas, por los niveles hormonales o  por la enfermedad; comprobándose por ejemplo cómo cambian nuestra personalidad el alcohol o los tumores cerebrales. Pero estos datos biológicos, que sí están científicamente comprobados, no hacen sino mostrarnos los aparatos u órganos encargados de llevar a cabo esas funciones, que llamamos mentales, y no demuestran en absoluto que no exista algo más que interactúe con el cerebro…
El cerebro constituye, efectivamente, un fantástico ordenador que puede hasta actuar autónomamente en actividades rutinarias como andar o conducir, pero, más allá de este nivel, se requiere el concurso de nuestra atención para que así se canalice convenientemente la actividad cerebral y desarrollemos la tarea adecuadamente. Para ello se requiere un director y es a ese director a quien llamamos mente.
Cuando Penfield estimulaba a sus pacientes con el electrodo sobre la superficie cerebral, los pacientes referían sensaciones, recuerdos o realizaban movimientos, pero todos ellos mostraban una doble conciencia, es decir, los pacientes se mantenían como espectadores de sí mismos y referían que no eran ellos quienes habían decidido hacer el movimiento, sino que era el neurocirujano quien les habían hecho mover la mano, tener un recuerdo, etc.
Precisamente aquí está la clave: la física y la química me son insuficientes para explicar mi psiquismo, el mundo material se me queda corto… no hay modo de explicar a través de la conducción nerviosa cómo es posible que se produzca la sensación consciente hasta con medio segundo de adelanto en relación con el desencadenamiento de los mecanismos neuronales que transportan ese determinado impulso sensitivo. No en vano, entre los dualistas se encuentran más científicos (Eccles, Sperry, Eddington, etc.) que filósofos.”
Este es un claro ejemplo de diálogo entre lo científico y lo intuitivo. Gracias al señor Garrosa por su artículo.

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