lunes, 7 de mayo de 2018

Nueva campaña contra la Homeopatía


Son suficientemente conocidos los abusos de la industria farmacéutica. Desde la publicación del libro Medicamentos que matan y crimen organizado, se han ido descubriendo los sobornos, las mentiras y las estrategias inmorales que esta industria ha ido realizando. Y es que el mercado farmacéutico supera a la venta de armas y al mercado de las telecomunicaciones. Por cada euro invertido en fabricar un medicamento, se obtienen mil de ganancia. Las farmacéuticas –como otros sectores-  compran las materias primas en países pobres, instalan sus fábricas donde las condiciones laborales les son más beneficiosas y venden sus productos principalmente en los países cuya población tiene un mayor poder adquisitivo y los servicios de salud están más desarrollados.
Esta industria que debería estar al servicio de la salud, lo que busca es conseguir fabulosas ganancias. Para obtenerlas no duda en usar estrategias muy cuestionables:

a.- Realizan periódicamente campañas de propaganda de los medicamentos que fabrican, aunque no sean útiles y puedan ser nocivos para la salud. Peter Gøtzsche aborda en su último libro (2015) el campo de la psiquiatría moderna y asegura que ésta se ha simplificado hasta el extremo de limitarse a recetar los psicofármacos que la industria va lanzando al mercado. Describe a los psiquiatras como profesionales dedicados a recetar medicamentos a los pacientes sin saber realmente si van a funcionar.

b.- Fuerzan las legislaciones para favorecer sus intereses, aunque sea a costa de la salud y la vida de millones de personas. Es España tuvimos y tenemos pendiente todavía el caso de la Talidomida. Se puso en circulación –habiendo pasado todos los controles al uso- en 1957. Estuvo en el mercado nada menos que cinco años, dejando tras de sí miles de muertes y afectados –en España unos 10.000.

c.- Promueven el tratamiento de problemas leves o de mediana gravedad como indicios de enfermedades más graves (síndrome del colon irritable o trastornos de ansiedad) y anuncian ciertas enfermedades como epidemias para vender más. “A nadie le gusta que le engañen. Un grupo de médicos de familia denunciamos hace cuatro años que nos estaban engañando con la campaña de pánico que se desató con la gripe A. Ahora nos enteramos de que alguien ganó mucho dinero vendiendo humo. El medicamento Tamiflú que se empleó contra la gripe no vale para nada. Miles de millones de euros de los contribuyentes se tiraron a la basura”. Estas declaraciones son del médico de familia Salvador Casado. Otro caso escandaloso es el del colesterol. Es un gran engaño, fue un gran invento de la industria agroalimentaria americana. Lo retrata muy bien el documental El bluf del colesterol. Después de que en 1948 se publicara el estudio de Framingham sobre los factores de riesgo de sufrir un ataque de corazón -que apuntaba el colesterol como el factor número ocho- la industria convirtió el colesterol en el gran enemigo público. Entendió que si un tetrabrick de leche entera costaba un euro podía hacer que costara dos euros si era leche sin colesterol. Más tarde la industria farmacéutica norteamericana se sumó a la diabolización del colesterol: Merk produjo la primera estatina inhibidora de la síntesis del colesterol en el cuerpo humano.

d.- Incentivan a los médicos para recetar más, aunque no sea necesario. La industria farmacéutica paga viajes, hoteles, cursos, libros y comidas a los médicos para que asistan a sus reuniones formativas donde les explican las “bondades” de sus productos. John Ionnidis, de la Universidad de Stanford, ha descubierto suficientes pruebas de que los congresos médicos están al servicio de valores muy cuestionables que van en contra de la medicina y del sistema de salud. Peter Gøtzsche afirma que “Todo el proceso por el que nuestros medicamentos son investigados, aprobados y recetados ha sido corrompido. Esto implica manipular los datos científicos, pero también a casi cualquier persona que tenga influencia en el sistema, incluidos ministros de salud”. En 2016 dimitió el ministro rumano de salud, tras detectarse que la empresa proveedora, la farmacéutica Hexi Pharma, diluía tanto los productos que su efecto desinfectante era nulo. Además, el precio de venta era hasta diez veces superior al habitual en el mercado.  

 e.- El criminólogo John Braithwaite ha investigado a muchos altos ejecutivos de la industria farmacéutica. Los denomina “bastardos despiadados”, refiriéndose a la absoluta falta de ética y honestidad en el uso de toda clase de medios para presionar y corromper.

Pasemos al tema de los efectos secundarios de los medicamentos. El consumo de medicamentos CON RECETA causa en EE.UU. 200.000 fallecimientos al año. Es la tercera causa de muertes tras las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. “Los efectos secundarios de los medicamentos causan más muertes al año que las producidas por accidentes de tráfico y suicidios juntos”, declaró Bernard Bégaud, catedrático de Farmacología y exdecano de la facultad de Medicina de Bordeaux, durante el mediático juicio por un presunto fraude del laboratorio Servier, cuyo medicamento contra la diabetes, el Mediator, pudo causar la muerte a más de mil personas en Francia. El farmacólogo francés se muestra preocupado por las consecuencias para la salud del uso masivo de medicamentos "no necesarios". "En Francia se calcula que 18.000 personas mueren al año por efectos indeseados de medicamentos no necesarios", apunta.

Lo que he señalado en este artículo es sólo la punta del iceberg. Esta poderosa y corrupta industria es la que se dedica a desprestigiar a otros aspectos de la Medicina que sanan sin hacer uso de tanta medicación. ¿Haremos caso de sus críticas? Acaso, podemos fiarnos de la opinión de la Agencia Española del Medicamento, cuyos integrantes están relacionados directamente con los grandes laboratorios. Unos y otros han lanzado recientemente una nueva campaña contra la Homeopatía, una disciplina médica que cura con medicamentos baratos y que no presentan efectos secundarios. Los millones de casos de curación así lo certifican. Los lobos sanguinarios nos alertan de lo peligrosas que son las ovejas. ¡Tengamos cuidado con los lobos que ya asoman las garras tras una aparente cordura científica!

Francisco Capacete González

Filósofo y abogado.

 



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