Seguimos destapando falsos tópicos
que se han formado de la historia de la humanidad. En esta ocasión nos vamos a
referir a la Roma antigua, sobre la que pesa una opinión de maldad, sangre y
desenfreno.
Como me apasiona la historia suelo
conversar sobre estos temas con amigos y conocidos. También es un tema que
imparto en las clases de filosofía. De modo que he podido comentar con
muchísimas personas el aporte de Roma al mundo. Nueve de cada diez personas
tienen una imagen negativa y deformada de la civilización del Lacio. A ello han
contribuido las célebres películas hollywoodienses en las que los romanos eran
muy malos y los primeros cristianos muy buenos. ¡Todos conocemos el enorme daño
que ha producido el cine a la historia!
Shakespeare le hace decir al
personaje de Marco Antonio en su obra Julio
César que el mal que hacen los hombres les sobrevive, mientras que el bien
reposa con ellos en su tumba. Recordamos las facetas negativas de Roma y
olvidamos todas las facetas positivas y constructivas que tuvo. Para hacer un
poco de justicia vamos a sacar del baúl de los recuerdos el bien que Roma
aportó a la historia.
En primer lugar, citaremos la
higiene. Algunos investigadores han dicho que Roma fue la civilización de la
salud por el agua. No en vano el acrónimo “spa” con la que denominamos a
determinados centros de relax y salud deviene de la expresión latina Salus per Aquam. La bacanal fue algo muy
excepcional en toda la historia de Roma. Los romanos eran frugales en el comer
y en el beber, hasta el emperador se desayunaba con un vaso de agua. La bacanal
como costumbre no fue propia de Roma, sino que lo es de nuestra sociedad
contemporánea. Recordemos los festines pantagruélicos que nos damos en fechas
señaladas, en domingos de reunión familiar, en celebraciones y aniversarios. Esta
es una de las causas de la mala salud que sufre la población en los países
ricos.
Otro elemento de valor incalculable
que proporcionó Roma fue la idea de la integración de lo diferente. A nivel
religioso encontramos que en la cultura romana se respetaban todas las religiones.
El romano tenía su religión familiar y el estado su culto público, pero cada
ciudadano tenía libertad de profesar culto a sus dioses y según sus ritos. Esta
integración la vemos plasmada en el Panteón que Augusto mandó construir a
Agripa. En el orden artístico y cultural, Roma se empapó de Grecia, se vistió
de egipcia, se institucionalizó hispana y se coronó cristiana. Para integrar lo
diferente construyó caminos que comunicaron a toda Europa y a ésta con Asia y
África. La red principal de carreteras europeas sigue el trazado de las calzadas
romanas. ¡Cuánto hemos aprovechado los puentes, acueductos y túneles
construidos por los ingenieros romanos! Sin el trabajo disciplinado de aquellos
legionarios Europa seguiría en la edad media.
¡Y qué tenemos que decir de la
cultura de la huerta y el uso de las aguas subterráneas! Generaciones enteras
han comido gracias al conocimiento que desarrolló Roma sobre agricultura,
hidráulica, aguas freáticas y cultivo de regadío. Por otro lado, también
conviene reconocer que la mayoría de centros termales fueron descubiertos por
los zahoríes romanos.
La ciencia del urbanismo relaciona
salud y ciudad. Este concepto de ciudad habitable es romano. Cuando tomaron
contacto con el pueblo etrusco, descubrieron que sus algunas de sus ciudades
seguían un trazado regular y pensaron que sería bueno inspirarse en ellas para
construir los campamentos militares que, a su vez, se convirtieron en el germen
de muchísimas ciudades modernas y en ejemplo para los urbanistas de los siglos
XIX y XX.
Innumerables son los aspectos
positivos de Roma. Aquí reseñamos un escaso puñado, pero podríamos extraer espuertas
bien repletas. No obstante, me resisto a cerrar este artículo sin referirme a
la filosofía romana.
El estoicismo es la filosofía
netamente romana. Nacida en Grecia de la práctica de Zenón, alcanzó su cénit
con las figuras de Epícteto, Séneca y Marco Aurelio, un esclavo, un abogado y
un emperador. Es la filosofía práctica que estamos promoviendo los filósofos
actuales para ayudar a la sociedad a salir de la crisis moral en la que está
sumida. Su valor es incalculable, su practicidad inmediata y su universalidad
patente.
Es cierto que Roma tuvo sus fallos y defectos, como también sus virtudes y aciertos. Como en las cordilleras, descubrimos valles y cimas. Y como en las cordilleras, en Roma descubrimos la grandeza, porque nunca cayó en el defecto de ser pequeña.
Francisco Capacete
Filósofo
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