El País lo aplica contra la Homeopatía |
En estos días he tenido noticia de la
carta que unas entidades han remitido a la Ministra de Sanidad para que ponga a
raya a las pseudociencias. He buscado esa carta, la he leído y he encontrado
elementos de manipulación de la opinión pública que considero graves. En primer
lugar, están las supuestas pruebas que demuestran que las pseudociencias matan
a miles de personas. Primera prueba “científica”: el testimonio de Julián
Rodríguez quien perdió un hijo, Mario Rodríguez a causa de acudir a terapias
alternativas –en realidad falleció por un cáncer. Resulta que Julián Rodríguez
es el fundador de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias
Pseudocientíficas (APETP), casualmente una de las asociaciones que promueve la carta. Esto de
citarse a uno mismo para probar lo que uno dice no me parece muy científico.
Segunda prueba de esta carta, un reportaje
publicado en El País. Se recogen,
incluyendo el caso de Mario Rodríguez, el hijo del primer testimonio citado,
sólo cinco testimonios de personas que intentaron curarse el cáncer con
terapias alternativas y un testimonio más cuya enfermedad cardiovascular le
produjo una invalidez. De aquellos cinco casos, uno de ellos afirma que su
homeópata no tuvo nada que ver con el agravamiento de su enfermedad, así que
nos quedan sólo cinco casos contando con la prueba número 1. En base a estas
pruebas afirman en la carta enviada a la Ministra de Sanidad que “las
pseudociencias…Han llevado a la muerte a miles
de personas solo en nuestro país, y lo siguen haciendo.”
Desde un punto de vista jurídico, las noticias publicadas en
los medios de comunicación no son pruebas válidas en un juicio y sólo con estos
medios de prueba no puede condenarse a nadie. Pero esta carta está firmada por
más de mil científicos. Al estar respaldada por tantas mentes racionales nadie
dudaría de su seriedad. Sin embargo, siento aguar la euforia, por mucho que mil
científicos afirmen que los manzanos dan peras, los manzanos dan manzanas.
Ahí no queda la cosa, veamos qué fuentes manejan los
redactores de la carta. Para informar a la Ministra sobre la Bioeuroemoción le
llevan a la nota número 10 que es un enlace de la página web del movimiento
escéptico que no es un movimiento médico, sino de carácter filosófico, pero
tirando a inquisitorial. Este enlace nos conduce a un dossier que no está
firmado por nadie, pero patrocinado por RedUNE, asociación para la prevención
de la manipulación sectaria. Curiosamente, otro de los promotores de la carta. ¡Vaya
manera de probar los hechos que indican, se citan a ellos mismos! Es que se os
ve el plumero, chicos. La manipulación es lo vuestro, como la que produce el
aparato de Putin en Rusia, cientos de jóvenes encerrados en una antigua fábrica
para publicar trolas sobre lo que ha ocurrido y ocurre en Ucrania y manipular
la opinión pública a favor del Kremlin.
Otro elemento manipulador que está explícito en esta carta.
Dentro de la categoría de “pseudociencias” –que por otra parte no definen- se
incluyen a la homeopatía, la acupuntura y la bioeuroemoción. En otro artículo
mío publicado en este periódico el 21 de mayo del 2018, escribí sobre aquellas
dos disciplinas médicas. Quien las califica de pseudociencias demuestra una
incultura atroz. Quien califica de pseudociencia la bioeuroemoción demuestra no
estar al día en las investigaciones de la psique humana que han ido
desarrollando eminentes científicos como Carl Gustav Jung, Hans Eysenck, Mircea
Eliade, Joseph Campbell, María Ana Ennis, Carlos A. Byington, entre otros, y
el desarrollo de la Psicología evolutiva y simbólica. Calificar de
pseudociencias a estas disciplinas médicas es tan retrógrado como seguir
afirmando que la Tierra es plana. Lo peor del caso es que no ofrecen ningún
argumento científico que demuestre la no entidad científica de estas
disciplinas. Tan sólo usan la desacreditación, como la usan los dictadores y
los fascistas para librarse de sus opositores.
Y mi último argumento para alertarles sobre la maliciosa
intención que esconde esta carta es la siguiente. Aquellos cinco casos que les
reseñaba al principio son de personas que acuden a otras terapias o curanderos
para tratarse un tumor o una enfermedad grave. La pregunta que tenemos que
hacernos todos, médicos y no médicos, curanderos y licenciados, ministros y
ministras, es: ¿por qué? ¿Por qué acuden a alternativas teniendo a su disposición
hospitales “serios y responsables” y médicos “científicos” de probada
solvencia? Porque cada vez hay más personas que ya no creen en la medicina
oficial o alopática, porque hay miles de casos en los que la quimioterapia no
ha funci0nado, porque hay miles de casos en los que los médicos no han
informado bien, porque hay miles de casos de mala praxis, porque hay miles de
casos de medicamentos que no funcionan, porque hay listas de espera en los
hospitales que llegan a los 80 y 90 días, porque los médicos de atención
primaria ni siquiera te miran cuando te atienden, porque la industria
farmacéutica impone a los médicos recetar aun cuando no sea necesario.
Cuando una persona acude al médico aquejada de dolor lumbar,
tal vez, porque ha pasado demasiado tiempo sentada delante de un ordenador, se
le recta un calmante o analgésico para que el síntoma (el dolor) remita. Pero
el uso prolongado de calmantes produce mal de estómago. Para el dolor de
estómago se receta otro medicamento que aumenta la tensión arterial y cuando
este síntoma aparece se receta otro medicamento que tiene como efectos
secundarios el aumento del colesterol. Mi quiropráctico me quitó el dolor
lumbar en dos sesiones. Nunca más he necesitado calmantes y el colesterol lo
mantengo a raya. ¡También me dirán que la quiropráctica es una pseudociencia!
Francisco Capacete González
Filósofo y abogado
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