Un nuevo conflicto armado
sacude el Oriente Medio. Yemen es el escenario. Enfrentados hay dos bandos, los
chíies (los hutíes) y los suníes (el gobierno) y el hecho de que diversas
naciones internacionales hayan tomado partido por unos y otros amplia la lucha violenta y
encarnizada que está causando la muerte de inocentes civiles.
Aunque los
enfrentamientos se están produciendo primordialmente entre los rebeldes
hutíes y el gobierno, hay terceros países colaborando con uno y otro bando. La
coalición CCG (Consejo de Cooperación del Golfo) está liderada por Arabia
Saudí, que ha enviado 100 cazas, cerca de 150.000 soldados y varios buques de
guerra. Participan en la alianza Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Kuwait,
Bahrain, Jordania y Marruecos. EEUU ha mostrado su apoyo a la coalición
liderada por los saudíes. Por otro lado, Irán apoya a los rebeldes hutíes, si bien,
no trasciende cómo lo hace: "Los ataques aéreos liderados por Arabia Saudí deben
parar inmediatamente y van contra la soberanía de Yemen (...) Haremos todos los
esfuerzos para controlar la crisis en Yemen ", ha señalado el ministro de
Exteriores de Irán Mohammad Javad Zarif.
Los rebeldes hutíes toman
su nombre de Hussein Badreddin al-Houthi, quien en 2004 reavivó una
insurgencia estudiantil reclamando más derechos para la población más pobre,
aunque murió a manos del gobierno ese mismo año. Los hutíes llevaron a cabo su
reciente golpe de estado durante 2014 y 2015, echando al presidente de Yemen de
la capital, bajo el liderato de Abdul-Malik al-Houthi. Durante el periodo
de las primaveras árabes, los hutíes formaron parte de las protestas
contra el gobierno yemení, tomando el poder de varias regiones. La
represión del gobierno, aseguran los expertos "convirtieron a un
movimiento estudiantil en un grupo insurgente". En septiembre de 2014,
tomaron partes de la capital en su nueva insurgencia, y, en enero de este año, tomaron
la residencia del presidente, obligándolo a salir de la capital. Actualmente,
controlan el este del país y se vive una verdadera guerra civil.
Para comprender –aunque no justificar- la
injerencia de tantos países extranjeros debemos conocer la importancia estratégica
de Yemen. A pesar de ser el país más pobre de las naciones árabes del Golfo, la
importancia de Yemen reside en su situación en el estrecho de Bab Al
Mandab, que une el Mar Rojo y el Golfo de Adén, un importante paso
comercial. Por lo que la lucha contra el terrorismo de al Qaeda se
sospecha que es una excusa para legitimar privilegios comerciales. Si la Coalición
Occidental controla Yemen mantendrá el poder sobre el petróleo y la pesca de la
zona. Si los hutíes con Irán toman el gobierno de Yemen, habrán dado un paso
más en el debilitamiento del poder occidental del Golfo Pérsico y el “Cuerno de
África”, factor que favorecería a los intereses comerciales de China. No
olvidemos que su presencia militar en la zona está formada
por las fragatas "Linyi" y "Weifang" y el buque de apoyo
"Weishanhu".
Nuevamente, nos
encontramos que los intereses comerciales, la ambición y la avaricia de los
gobiernos y las multinacionales –que son los verdaderos amos de los gobiernos-,
son la fuente de matanzas y genocidios. Durante los 10 meses de 2011 que
duraron las protestas contra Saleh hubo al menos 746 muertos en enfrentamientos
entre leales al presidente y fuerzas de seguridad y los opositores. Cientos de
personas han muerto en atentados terroristas: el más grave el que mató a 137
personas el 20 marzo de 2015. Las fuentes más fiables hablan de más de 2000
muertos a consecuencia del conflicto armado.
Me duele observar la
hipocresía de los políticos occidentales. Declaran luto nacional por la muerte
de 150 pasajeros de un avión, causado por un suicida. Incluso el representante
de la Casablanca transmite su pésame. En Yemen mueren miles de seres humanos a
consecuencia de terroristas, suicidas y ejércitos y no hay condena
institucional, ni luto nacional, ni los presidentes transmiten su pésame a los
países de los que eran nacionales las víctimas. ¿Valen más las vidas de los
españoles, catalanes, alemanes, etc., que las de los yemeníes, sirios,
palestinos, ucranianos,…?
Y lo que más me duele es que los gobiernos disfracen su voracidad comercial de lucha antiterrorista. ¿Por qué tanto interés en luchar contra Al Qaeda y sus filiales? ¿Cuál es el propósito real? Demostrado está que no es defender las vidas y los derechos de las personas. Tampoco pienso que sea la defensa de la fe cristiana, ni la protección de las obras de arte –por cierto, tras dar la vuelta a todo el mundo las imágenes de los terroristas destrozando obras de la antigüedad, se demostró que eran apenas unas rústicas copias de yeso-. No es nada de todo esto. Son apenas un lavado de imagen para poder seguir depredando a costa de vidas humanas. En estos conflictos no hay gobiernos buenos y gobiernos malos, todos se mueven por interés.
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