La crisis económica es un tema
sobre el que se habla mucho y se dice poco. En el libro de gran éxito que
podríamos titular “La Quiebra”, encontraríamos un capítulo dedicado al déficit
público, esto es, a que determinados países no tienen suficiente dinero público
para hacer frente a los gastos públicos. Los recortes que se han visto
“obligados” a hacer países como Portugal, Grecia, España o Irlanda, se deben a
que se ha gastado más de lo que se podía gastar. Como esto se ha hecho durante
los últimos años, el agujero se ha ido haciendo cada vez mayor. Sin embargo, a
día de hoy, nadie ha explicado por qué ese agujero no se ha corregido antes, ni
por qué se ha permitido que se fuera haciendo cada vez mayor. Si todos los
gobiernos cuentan con funcionarios especializados en economía, ¿cómo es posible
que nadie se percatara de lo que iba a pasar?, ¿por qué no se han tomado
medidas para evitar los recortes?
Estas y otras preguntas necesitan
respuestas claras si queremos conservar y proteger los fundamentos del sistema
democrático que tantos esfuerzos costó conquistar. Uno de esos fundamentos es
la obligación de informar a los gobernados con transparencia para que puedan
votar con conocimiento de la situación real del gobierno y del estado; otro es
la responsabilidad de los políticos frente a los gobernados. Ni uno ni otro se
aplican hoy día en la Unión Europea. Hay mucha ocultación de información tras
una avalancha de datos: formalmente todos informan, pero en el fondo los
ciudadanos estamos desinformados.
Según el Índice de Corrupción por
países 2012 que Transparencia Internacional ha publicado recientemente, los
países de la CEE que hacen recortes son los que mayor índice de corrupción
presentan (para consultar el índice
http://www.transparency.org/cpi2012/results),
esto es, son los más corruptos de la Unión Europea. También aquellos países del
este que presentan cuentas próximas a la quiebra técnica sacan puntuaciones
altas en corrupción.
¡Terrible coincidencia! ¿Quiere esto
decir que los agujeros económicos que han provocado los recortes
presupuestarios se deben, en gran parte, a la corrupción política? Esta es una
pregunta que planea como espada de Damocles sobre las cabezas de los políticos
europeos. Es muy sospechoso que a día de hoy, ningún gobierno ha explicado el
porqué se ha llegado a la situación actual. Ninguna instancia política ha explicado
a la ciudadanía qué ha causado el agujero en las economías nacionales. Ningún
partido político ha tocado el tema de ¿dónde ha ido a parar el dinero que
falta?, ¿qué se ha hecho con el dinero público, cómo se ha invertido y gastado?,
¿quién es el responsable de que falte dinero en las arcas públicas?
La explicación sobre la falta de
respuestas es muy sencilla: no pueden contestar adecuadamente porque si así lo
hicieran deberían admitir que el dinero que falta se lo han quedado los propios
políticos de manera ilegal, fraudulenta y, a veces, criminal. Es verdad que ya
están siendo juzgados algunos políticos por desviar fondos, por firmar
contratos millonarios que benefician a particulares y otras mil “lindeces”
lucrativas. Solamente en España más de 300 políticos están acusados de
corrupción. Sin embargo, mucho nos tememos que la persecución de ¡unos pocos! oculte
la responsabilidad de todos. Y por “todos” nos referimos a todos los políticos,
ministros, altos funcionarios, concejales, alcaldes, presidentes, etc., municipales,
autonómicos, nacionales europeos, etc., que han actuado o han consentido la
corrupción. ¡Ocultar que la economía de un país va mal no es tan fácil! Muchos
políticos y altos funcionarios tienen acceso y manejan las cuentas públicas. Se
supone que en los actuales estados europeos hay controles para detectar
anomalías. Y, es verdad, que los controles han saltado, pero cuando la gallina
de los huevos de oro ya está agonizando. Y la “gallina de los huevos de oro”
somos todos los ciudadanos. Los controles deberían haber actuado mucho antes.
Falta dinero público, ¿dónde ha
ido a parar? Digámoslo claro, a las cuentas bancarias y bolsillos de la clase
política. Por esta razón, aunque el agujero se ha ido haciendo cada vez más grande,
nadie se ha atrevido a tapar el agujero por el que han ido desapareciendo
tantos miles de millones de euros. La cifra es escandalosa. La falta de ética,
principios morales y vergüenza de la clase política también.
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