domingo, 25 de marzo de 2018

La estremecedora verdad sobre el cuero


Paradójicamente, muchas personas que consumen carnes orgánicas o de corral porque quieren alimentarse de una manera más ética, compran cuero barato. Esto no tiene sentido: si no te metes un bistec de un desdichado animal, ¿por qué comprar su piel? Dado que gran parte del cuero que utilizamos proviene de países donde el bienestar animal está a la cola de las prioridades, no creas que el animal del que proviene tu bolso llevaba una vida feliz.
Desde ropa y accesorios como cinturones y bolsos, hasta sofás y asientos de automóvil, el cuero se encuentra en todas partes. A la mayoría de las personas se les hace creer que el cuero es simplemente un "residuo" de la industria de la carne y que si no lo usamos se desperdiciará. Este es un concepto erróneo muy común. La verdad es que gran parte del cuero que se vende proviene de animales sacrificados principalmente por sus pieles. 
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La mayoría del cuero proviene de vacas de la India. Como este país prohíbe la matanza de vacas, se las fuerza para que mueran de agotamiento. Son forzadas a soportar viajes brutales y agotadores donde se enfrentan a un fin inimaginable. Cuando son transportadas en tren, se amontonan hasta 900 vacas en un vagón con una capacidad máxima de 80 a 100 animales, por lo que entre 400 y 500 llegan muertas. En algunas rutas, las vacas son atadas y transportadas a pie. No se les permite descansar ni beber, y los trabajadores las golpean y les frotan pimientos picantes y tabaco en los ojos, en un cruel esfuerzo por mantenerlas en movimiento. El cuero más suave y lujoso proviene de la piel de las crías recién nacidas o incluso por nacer, extraídas prematuramente de los úteros de su madre, una práctica que causa dolores y sufrimiento extremo a las vacas madres.

No son solo las vacas las que sufren la crueldad de la industria del cuero. Cabras, cerdos, ovejas, corderos, caballos, ciervos, canguros, serpientes, caimanes y elefantes también se encuentran entre las víctimas. Quizás aún más alarmante es el hecho de que China, el principal exportador de cuero del mundo, despelleje aproximadamente dos millones de perros y gatos cada año. Esta piel no se distingue a simple vista, y no existen obligaciones actuales de los minoristas de etiquetar el país o la especie de origen de la prenda de cuero, por lo que es imposible rastrear el origen de un artículo con precisión.
Al contrario de lo que se piensa, el cuero no es un subproducto. Los animales que se usan para hacer cuero no se matan primero para producir carne. Para las variedades exóticas de cuero, como el avestruz, la demanda de la piel es lo primero y la carne se vende como subproducto. La multimillonaria industria de la carne se beneficia de algo más que la carne de los animales: el cuero es un co-producto de la industria cárnica. Esto significa que comprar cuero contribuye directamente al sufrimiento de los animales en granjas industriales y mataderos. La gran mayoría de los animales sacrificados por su piel soportan todos los horrores de las granjas industriales, incluido el confinamiento intenso, mutilaciones dolorosas, privaciones y tratos crueles durante el transporte y sacrificio.
Al igual que no se puede identificar qué animal se usó para hacer una chaqueta o un sombrero, no se puede rastrear de dónde proviene ese cuero y, como resultado, cómo se trató al animal antes de ser sacrificado por su piel. Además, las pieles se mueven a través de las casas de subastas internacionales y se compran y distribuyen a fabricantes de todo el mundo, y los productos terminados a menudo se exportan. Incluso si la etiqueta de una prenda dice que fue fabricada en un país europeo, los animales probablemente fueron criados y sacrificados en otra parte, posiblemente en una granja en China, donde no hay sanciones por abusar de los animales.
Pero el sufrimiento animal no es el único efecto negativo de esta industria porque el proceso de curtido de cuero es increíblemente tóxico. La mayoría se curte con cromo, un carcinógeno que acaba contaminando los pulmones de los trabajadores y las aguas. Aunque podría curtirse con tintes vegetales no tóxicos, el cromo es más rápido y produce un cuero flexible que es mejor para hacer bolsos y abrigos de alta gama, lo que no es un aliciente para cambiar. El proceso también requiere grandes cantidades de energía, lo que lo hace terrible para el medio ambiente en general. Los artículos de cuero se fabrican de la manera más barata posible en partes del mundo donde el bienestar de los trabajadores no es una prioridad. En Pakistán, se estima que el 13 por ciento de los niños menores de 14 años trabaja, y de ese grupo, el 9,3 por ciento están empleados en la industria del curtido del cuero.
La alternativa existe. Hace ya tiempo que se fabricó un cuero “falso” que parece y tiene un tacto real. Hecho con cáñamo, algodón, fibras sintéticas o caucho reciclado, existen una gran cantidad de compañías especializadas en ropa y accesorios fabricados sin dañar a un solo animal. Si no quieres contribuir a la brutal industria del cuero, no tienes que hacerlo. Hay alternativas sin crueldad disponibles, tanto naturales como sintéticas. Al comprar cualquier producto, lee siempre la etiqueta y haz lo posible para apoyar a las empresas éticas que se preocupan por su impacto en el planeta. Puedes elegir.

Rocío Juan, activista.
Francisco Capacete, especialista en derecho animal