jueves, 22 de noviembre de 2012

HOMBRE Y MUJERES ¿PODEMOS SER AMIGOS?




Con esta pregunta expresamos un sentir generalizado que siempre conlleva un cierto grado de frustración. ¡Cuántas personas no han sufrido un malentendido con ese o esa gran amigo/a, al confundir la amistad con el amor! Y, desgraciadamente, muy pocas relaciones de amistad, tras ese malentendido, han continuado siendo tan bellas como antes. Por eso, nos hacemos esta pregunta, ¿puede darse una profunda y bella amistad entre hombre y mujer sin que derive en amor de pareja?
            Para poder aclarar este tema es necesario conocer qué es la amistad y qué es el amor de pareja. Tarea bastante difícil. Seguramente aquí esté el meollo de la cuestión, en no tener muy claro qué sea lo uno y lo otro. Y es que en el campo de las emociones nos cuesta definirnos mucho más que, por ejemplo, en el vestir. Muchas personas tienen claro que lo suyo son los tejanos y otras que su estilo pasa por los pantalones de tela y pinza. Pero ¿qué es lo mío es cuestiones emocionales? ¿Cuál es mi forma de sentir, qué forma le quiero dar a la amistad y al amor que siento? Estas preguntas, cuando se responden sinceramente, ayudan suficientemente a aclarar el panorama del amor y la amistad.
            Comencemos por el amor de pareja. Hagámonos la siguiente pregunta: ¿qué es para mí lo más importante? Cada quien fundamenta el amor en cosas diferentes, el compartir experiencias, tener compañía y no estar solo, llenar un hueco existencial, reír, etc. Tratemos de encontrar aquello que es lo que no debe faltar en una relación de pareja y encontraremos su fundamento.
            Y respecto a la amistad preguntémonos lo mismo: ¿qué es para mí lo más importante? Cada quien fundamenta la amistad en cosas diferentes, el compartir experiencias, tener compañía y no estar solo, llenar un hueco existencial, reír, etc. Tratemos de encontrar aquello que es lo que no debe faltar en una relación de amistad y encontraremos su fundamento.
            Curiosamente lo que buscamos en la amistad y en el amor son experiencias muy similares. Por esta razón, es muy fácil que una amistad entre un hombre y una mujer pueda dar lugar a una relación de amor. De hecho es lo más normal, porque a excepción de los “flechazos” en los que ya hay amor antes incluso de conocerse – por eso en el primer encuentro se siente un latigazo en el corazón-, el amor suele aparecer en la medida que se va conociendo al otro y se va descubriendo que es algo especial que coincide más o menos con el modelo de pareja que buscamos; ¡cuántas parejas surgen en el seno de un grupo de amigos!
Pero qué es lo que diferencia al amor de la amistad ¿Acaso la diferencia está en si hay relaciones sexuales o no? Obviamente no, la diferencia no está en el sexo, porque amores hay que no necesitan del sexo y hay amistades en las que el sexo no produce amor. La diferencia estriba en la imagen que nos hacemos de nuestra pareja ideal. Cada uno de nosotros, a lo largo de la adolescencia, va imaginando cómo le gustaría que fuera su pareja y con el tiempo llegamos a esculpir en el corazón una estatua de muchas cualidades que es nuestro amor ideal. Luego, en la medida que conocemos otras personas encontramos con quienes tenemos una gran afinidad y nos hacemos amigos, nos gustan cosas parecidas, podemos conversar sobre muchos temas con confianza y entendimiento y nos apoyamos mutuamente. Aquí nace la amistad. Si el amigo no se acerca al modelo que tenemos en el corazón, toda la vida será un amigo y no habrá confusión con el amor. Cuando encontramos a alguien que se acerca mucho a nuestro modelo de hombre o mujer ideal, nacerá el amor. Y si conocemos a alguien que se acerca un poco pero no lo suficiente, pero con el que tenemos afinidad y simpatía podrá ocurrir que de la amistad se pase a una relación de pareja o, viceversa, que se comience con una relación de pareja pero luego se convierta en una amistad.
Hombre y mujeres, ¿podemos ser amigos? Claro que sí. Y muy buenos e íntimos amigos. Para ello, debemos ser conscientes del modelo de pareja ideal para no confundirnos y dar pie a malos entendidos que casi siempre se pagan caros. Ser conscientes de ese hombre o mujer ideal no es tan difícil, porque se percibe con el corazón. Cuando te encuentres ante tu hombre o mujer ideal lo sabrás porque sentirás la atracción de unirte a él o a ella, no solamente con el cuerpo, sino sobre todo, con el alma. Entonces nace el genio del amor que inspira las más bellas palabras y los más bellos gestos que, solamente los que no han conocido nunca el amor, llaman cursilerías.
Cuando te encuentres con un hombre o una mujer con la que no tienes que guardar secretos habrás encontrado un muy buen amigo. Consérvalo para siempre, como amigo.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

DÍA MUNDIAL DE LA FILOSOFÍA


En el año 2004 la Conferencia General de la UNESCO declaró el tercer jueves del mes de noviembre como el Día Mundial de la Filosofía (DMF). La Directora General de la UNESCO, Irina Bokova, recordó que “La práctica de la filosofía es una dinámica que beneficia a toda la sociedad. Ayuda a tender puentes entre los pueblos y las culturas y refuerza la exigencia de una educación de calidad para todos”.

            Hoy es un día especial para reivindicar más filosofía. Marchamos hacia un futuro poco prometedor: crisis económica, aumento de la pobreza y de la delincuencia, desastres naturales –y no tan naturales-, corrupción política, etc. ¿Qué se puede hacer para solucionar esta situación que se agrava con el paso del tiempo? Hay muchísimas propuestas para paliar los efectos negativos de la economía de mercado, de la corrupción política y de la polución salvaje que atenta contra todos. Pero algo falta: voluntad de mejorar. Por muy buenas soluciones que se pongan encima de la mesa, si no hay voluntad real de mejora nada será eficaz. Y aquí es donde entra en juego la filosofía.
           
            El “amor a la sabiduría”, como llamaron los atenienses a la forma de vida filosófica, conduce de manera progresiva y real a la integración del individuo en la sociedad y a ésta en la naturaleza. ¿Cómo? Conociéndose a uno mismo y lo que nos rodea. Conocerse a uno mismo es una actitud de búsqueda de lo mejor del ser humano, de los valores éticos que nos hacen humanos. Conocer lo que nos rodea es una valoración adecuada de los demás y de la naturaleza en la que vivimos. Y es que “el auténtico conocimiento interior empieza por el servicio a los demás”. Este conocimiento, para ser real, debe activar la voluntad de ponerlo en práctica. Cuando el conocimiento se ama, naturalmente se activa la voluntad. Recordemos que para Aristóteles la acción virtuosa es la que se práctica libremente, porque si no hay decisión voluntaria no puede desarrollarse la propia naturaleza.


            Todas las grandes filosofías clásicas enseñan que hay un principio de unión que rige el universo: el cosmos viene de un mismo principio y marcha hacia una misma finalidad. La ciencia actual explica que todo en el cosmos está relacionado de una manera “orgánica” o a través de campos que, a su vez, se insertan coherentemente en otros campos mayores, como si fuéramos un mismo ser con diferentes facetas. Este principio de unión, entre los seres humanos, se traduce en comprensión y convivencia. Durante varios siglos este principio se ha olvidado y las consecuencias negativas son evidentes. Hace falta voluntad para plasmar este conocimiento en el día a día
            Por estas razones, en la escuela de filosofía Es Racó de ses Idees promovemos el “Amor por la Sabiduría” uniendo filosofía y voluntariado para que conocimiento y voluntad de acción vayan de la mano. Formamos y educamos en base a este binomio para aprender a ir juntos y respetando el planeta Tierra. Porque, seguramente, si no lo hacemos así, no iremos a ningún lado. En el DMF proponemos un acercamiento al conocimiento que amplíe no sólo la mente, sino también el corazón.