lunes, 29 de julio de 2019

Centro de ¿protección animal?


El municipio de Palma de Mallorca cuenta con un centro sanitario de protección animal ubicado en el Camí de Son Reus, km 8,2, cerca de la central de residuos. Dispone de unos 25.000 m2 de superficie y cuenta con dependencias especializadas, a saber, oficinas de administración, área de recepción de animales, jaulas de cuarentena y hospitalización, centro clínico, quirófano, laboratorio, centro de estancia, aula de medio ambiente o formativa.
Podemos ver en sus instalaciones administrativas un muestrario de carteles de diferentes campañas de concienciación ciudadana respecto al cuidado de los animales en el entorno urbano. Los carteles son de hace unos años y transmiten una imagen del pasado. No es lo único que huele a rancio. Indagando en los entresijos administrativos, descubrimos que los protocolos de actuación son de hace décadas y están faltos de renovación. Por ejemplo, no hay en ninguno de esos protocolos ninguna referencia al bienestar animal, ninguna referencia a la protección de los animales y no existe protocolo para casos excepcionales ni para perros potencialmente peligroso.
No sólo los papeles llevan muchos años en la perrera municipal. El responsable, Pedro Morell, ocupa su sillón desde tiempos inmemoriales -yo diría pretalaióticos, sorteando con habilidad y falta de toda moral pública gobiernos, partidos, grupos animalistas, etc. Es el “intocable”, el cacique que hace y deshace a voluntad. Para muestra un botón: el artículo publicado el 07.05.2013 en Diario de Mallorca por uno de los abogados pioneros en la defensa de los derechos de los animales, Manuel Molina, titulado “Son Reus y el misterio de los mil perros desaparecidos”.
Desde que me dedico al derecho animal he recibido innumerables testimonios sobre aterradores hechos acaecidos en Son Reus. Animales que han muerto por falta de cuidados, sacrificio de animales que han sido solicitados en adopción, cadáveres que han desaparecido sin hacerles la debida autopsia, voluntarios que han presenciado violencia por parte de los cuidadores hacia los animales, jaulas ocultas y un largo y triste etcétera. Cientos de denuncias acumulan el polvo de los olvidados, tanto en los estantes del Ayuntamiento, como en las cajas archivadoras del juzgado. Sin embargo, nada ha cambiado en la perrera municipal y  su máximo responsable sigue aposentado en su mutismo y altanería a sabiendas de que nadie le puede tocar ni un pelo. 
Algún medio publicó hace un tiempo una información sobre Palma como la mejor ciudad donde vivir. Esto será para algunos. Ni para los animales que viven en el entorno humano, ni para los humanos que amamos los animales es Palma la mejor ciudad donde vivir. ¡Cómo va a serlo cuando el organismo que los tiene que proteger actúa arbitrariamente, mantiene una opacidad impropia de una administración pública moderna y los ciudadanos tienen que rogar para que se les atiendan sus súplicas! Declara la Constitución Española que el nuestro es un Estado social y democrático de Derecho. Esto quiere decir que la democracia y el ordenamiento jurídico deben proteger y velar por los derechos sociales, es decir, para que la sociedad tenga reales oportunidades de ver satisfechos sus derechos fundamentales. Los animales que viven en el entorno humano han entrado a formar parte del tejido social, son “sociedad” junto a los humanos. Desgraciadamente, los responsables del Ayuntamiento de Palma, consideran que los animales son una molestia y no una parte importante de la sociedad a la que también hay que proteger. Pruebas de ello:
A)   Campaña inquisitorial contra los perros potencialmente peligrosos.
B)    No renovación de la anticuada Ordenanza municipal de protección de los animales que viven en el entorno humano.
C)    Protocolos de Son Reus anticuados.
D)   Falta de reglamento de la perrera municipal.
E)    Pasividad ante los casos de presunto maltrato animal detectados en Son Reus.
F)     No se ha realizado ninguna investigación ni ninguna auditoria interna de la perrera municipal.
G)   Ausencia de regulación de las colonias felinas urbanas.

Esta acumulación de irregularidades nos ha hecho perder la paciencia. Vamos a investigar a fondo qué ocurre en Son Reus hasta llegar a descubrir la realidad. Esperamos contar con el apoyo del Ayuntamiento. Si no es así, disponemos de suficientes recursos legales para sacar a la luz lo oculto. Para muchos animales, según los testimonios recogidos, Son Reus es un mauthausen, para otros un campo de concentración y para el Ayuntamiento y Pedro Morell es el cielo con el que sueñan todos los animales abandonados y vagabundos. ¿Cuál es la realidad? Los ciudadanos y los animales merecen conocerla. ¡Va por ellos!

Francisco Capacete González
Especialista en Derecho Animal
Abogado Animal