lunes, 29 de abril de 2013

CÓMO LEER LA PRENSA Y NO SER MANIPULADO EN EL INTENTO




Seguramente que Platón cuando creo el famoso Mito de la Caverna ya pensó en la manipulación de los medios de comunicación que, en su época, eran las noticias que se hacían circular por el ágora. Hoy día, las noticias son publicadas por complejas máquinas de información, los mass media, la televisión, los periódicos, la internet, etc.
Hace unos meses, un buen amigo que cursa los estudios de medios audiovisuales me comentó que en clase le explicaron los principios que rigen hoy día en los medios de masas. Es el llamado Decálogo de J. Goebbels. Algunos de esos principios son:
Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
Principio de la vulgarización. Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.
Principio de orquestación. La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad.

Conocerlos nos es útil para no ser manipulados. Los fabricantes de noticias saben que nuestro cerebro no puede retener toda la avalancha de información que nos llega a diario y que tenemos que seleccionar para poder generar nuestras opiniones. Pero ¿con qué información nos quedamos? Si no vamos con tiento, penetrará en nuestras mentes la que los medios de comunicación elijan. Recordemos que la tan sobada “opinión pública” no es lo que opina el pueblo, es la “opinión publicada” que termina creyendo el pueblo.
         Por todo ello, nos preguntamos si es posible informarse sin ser manipulado. La respuesta es afirmativa.
         Pondremos un ejemplo: la Meteorología. Desde hace unos diez años, se informa del grave peligro que representa para la vida en la Tierra el cambio climático. Más allá de informar, los medios pretenden crear miedo. Paralelamente, aumentan los espacios informativos dedicados a la predicción del tiempo. Al final, las gentes viven como angustiadas por el tiempo que va a hacer. Recordemos que el programa El Tiempo de TVE es uno de los más seguidos con una media durante el mes de marzo de 2013 de 2,4 millones de espectadores y un 11,9 % de share. Y en cuanto se genera angustia ya está, esa persona va a devorar cualquier noticia que esté relacionada con el tiempo, el cambio climático, los tsunamis, los tornados, etc. Las noticias sobre el tiempo se venderán como churros. Es muy ilustrativo de lo que comentamos que después de perder el liderazgo  en febrero de este año, TVE informativos lo recuperó en marzo. Esta recuperación se debe a la inclusión de El Tiempo como parte del informativo.
         La información pura y dura es que hay cambios en el tiempo. La manipulación es el miedo que se genera.
         Continuamente, se nos bombardea con una ingente cantidad de noticias sobre guerras, desastres, masacres, etc. La descripción de los hechos es una mínima parte de las noticias, en las que sobresale la opinión de los periodistas. La manipulación va dirigida a generar escepticismo y desilusión, agresividad y más violencia.
         De esta manera, los medios informativos son instrumentos que los “amos de la caverna” usan para que los seres humanos continúen siendo esclavos. Hay muchas maneras de no caer en sus redes, una de ellas, informándose separando los hechos de la manipulación.
Te propongo un ejercicio práctico. Elije un periódico y una noticia. Señala los hechos y discrimina las opiniones del periodista. Luego, reflexiona sobre los hechos y construye tu propia opinión. Y, por último, contrasta lo que has pensado con la opinión del periódico. Verás que, seguramente, no coincide. Cuando hayas practicado este ejercicio varias veces, estarás preparado para leer la prensa o ver los noticieros sin ser manipulado.

Francesc X. Capacete
Filósofo y abogado

martes, 9 de abril de 2013

LAS CUENTAS CLARAS





La crisis económica es un tema sobre el que se habla mucho y se dice poco. En el libro de gran éxito que podríamos titular “La Quiebra”, encontraríamos un capítulo dedicado al déficit público, esto es, a que determinados países no tienen suficiente dinero público para hacer frente a los gastos públicos. Los recortes que se han visto “obligados” a hacer países como Portugal, Grecia, España o Irlanda, se deben a que se ha gastado más de lo que se podía gastar. Como esto se ha hecho durante los últimos años, el agujero se ha ido haciendo cada vez mayor. Sin embargo, a día de hoy, nadie ha explicado por qué ese agujero no se ha corregido antes, ni por qué se ha permitido que se fuera haciendo cada vez mayor. Si todos los gobiernos cuentan con funcionarios especializados en economía, ¿cómo es posible que nadie se percatara de lo que iba a pasar?, ¿por qué no se han tomado medidas para evitar los recortes?

Estas y otras preguntas necesitan respuestas claras si queremos conservar y proteger los fundamentos del sistema democrático que tantos esfuerzos costó conquistar. Uno de esos fundamentos es la obligación de informar a los gobernados con transparencia para que puedan votar con conocimiento de la situación real del gobierno y del estado; otro es la responsabilidad de los políticos frente a los gobernados. Ni uno ni otro se aplican hoy día en la Unión Europea. Hay mucha ocultación de información tras una avalancha de datos: formalmente todos informan, pero en el fondo los ciudadanos estamos desinformados.

Según el Índice de Corrupción por países 2012 que Transparencia Internacional ha publicado recientemente, los países de la CEE que hacen recortes son los que mayor índice de corrupción presentan (para consultar el índice
http://www.transparency.org/cpi2012/results), esto es, son los más corruptos de la Unión Europea. También aquellos países del este que presentan cuentas próximas a la quiebra técnica sacan puntuaciones altas en corrupción.

¡Terrible coincidencia! ¿Quiere esto decir que los agujeros económicos que han provocado los recortes presupuestarios se deben, en gran parte, a la corrupción política? Esta es una pregunta que planea como espada de Damocles sobre las cabezas de los políticos europeos. Es muy sospechoso que a día de hoy, ningún gobierno ha explicado el porqué se ha llegado a la situación actual. Ninguna instancia política ha explicado a la ciudadanía qué ha causado el agujero en las economías nacionales. Ningún partido político ha tocado el tema de ¿dónde ha ido a parar el dinero que falta?, ¿qué se ha hecho con el dinero público, cómo se ha invertido y gastado?, ¿quién es el responsable de que falte dinero en las arcas públicas?

La explicación sobre la falta de respuestas es muy sencilla: no pueden contestar adecuadamente porque si así lo hicieran deberían admitir que el dinero que falta se lo han quedado los propios políticos de manera ilegal, fraudulenta y, a veces, criminal. Es verdad que ya están siendo juzgados algunos políticos por desviar fondos, por firmar contratos millonarios que benefician a particulares y otras mil “lindeces” lucrativas. Solamente en España más de 300 políticos están acusados de corrupción. Sin embargo, mucho nos tememos que la persecución de ¡unos pocos! oculte la responsabilidad de todos. Y por “todos” nos referimos a todos los políticos, ministros, altos funcionarios, concejales, alcaldes, presidentes, etc., municipales, autonómicos, nacionales europeos, etc., que han actuado o han consentido la corrupción. ¡Ocultar que la economía de un país va mal no es tan fácil! Muchos políticos y altos funcionarios tienen acceso y manejan las cuentas públicas. Se supone que en los actuales estados europeos hay controles para detectar anomalías. Y, es verdad, que los controles han saltado, pero cuando la gallina de los huevos de oro ya está agonizando. Y la “gallina de los huevos de oro” somos todos los ciudadanos. Los controles deberían haber actuado mucho antes.

Falta dinero público, ¿dónde ha ido a parar? Digámoslo claro, a las cuentas bancarias y bolsillos de la clase política. Por esta razón, aunque el agujero se ha ido haciendo cada vez más grande, nadie se ha atrevido a tapar el agujero por el que han ido desapareciendo tantos miles de millones de euros. La cifra es escandalosa. La falta de ética, principios morales y vergüenza de la clase política también.